martes, 5 de junio de 2012

un movimiento social cósmico telúrico



Todo comenzó como un acto desesperado, un intento de supervivencia. 
Ansiedad, angustia, tristeza. Una seguía a la otra y se volvían a repetir. Un ciclo interminable.
Un día como cualquier otro, mientras caminaba por el bosque, se encontró con otro alma atormentada.
El abrazo duró días y noches. Intercambiaron olores y sentimientos. Se contaron toda sus vidas sin abrir la trompa.
Luego lloraron.
Uno empezó a reírse y el otro no pudo detener la carcajada que provoca el amor correspondido.
Primero les costo mucho creerlo. Luego estaban más convencidos que nadie en el mundo.
Uno le dijo:
Te crecieron orejas de peluche.
El otro dijo:
A vos te salió una nariz de peluche.
Hubo un silencio. Dos, tres y hasta cuatros silencios más.
Corrieron hasta el final y saltaron de alegría sin parar.
Algunos dicen que se los ve cada tanto merodeando por el bosque. Otros dicen que los escuchan por las noches, que sus risas despiertan a los gatos e inquietan a las tortugas.
Son ellos, los Peluches.

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